¿PARA QUIÉN?


ESCUCHAR EL SÍNTOMA

El motivo que impulsa a las personas o familias a buscar apoyo terapéutico suele ser un malestar, que normalmente se manifiesta a través de una sintomatología variada: ansiedad, depresión, miedos, dolores y molestias de carácter somático, trastornos del sueño, dependencias, trastornos de alimentación, duelos, dificultades de contacto y comunicación , disfunciones sexuales, comportamientos obsesivo-compulsivos, etc.


Es fundamental tener en cuenta que los síntomas son señales de que algo no va bien, aunque no debemos confundir este malestar con la causa que lo ocasiona. Los síntomas son los efectos de una causa distinta.

El organismo nos está llamando la atención para que le escuchemos y podamos solucionar aquello que ha interrumpido la situación de equilibrio. Sin embargo, en muchas ocasiones tendemos a buscar la eliminación del síntoma, en lugar de dar el espacio necesario para que se exprese la verdadera causa del malestar. Queremos que el síntoma desaparezca mediante voluntad, esfuerzo o incluso medicación, pero no estamos dispuestos a escuchar.

De este modo, las terapias que se centran en eliminar los síntomas no suponen la desaparición real del problema, sino que en ocasiones se produce un silenciamiento temporal, que se traducirá en la manifestación posterior de una nueva sintomatología, normalmente de carácter más severo.

Cuando no escuchamos al síntoma, la falta de equilibrio en el organismo se cronifica y puede producirse una crisis vital, que en realidad no es si no una oportunidad de gran valor para realizar los movimientos necesarios y recuperar nuestra salud.

 

DESARROLLAR POTENCIALIDADES

La terapia puede ser también una elección desde el deseo de mejora, la necesidad de tomar conciencia de quién somos, qué hacemos y cómo hacemos las cosas, o desde el interés en nuestro crecimiento y en la búsqueda de una mayor autenticidad


En el proceso terapéutico, se facilita a la persona la toma de contacto con sus propios recursos, tanto para optimizar la confianza en sí mismo, como para que pueda afrontar con más facilidad los retos y dificultades de todo proceso vital.

Se trata de un acompañamiento en el viaje a un@ mism@, sin juicios ni autoengaños, en profundidad, con el objetivo de que cada un@ pueda crear la vida que desea vivir.







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